Por estos días se ha cumplido justamente un año de la
puesta de largo de un proyecto con el
que se pretende hacer justicia a una necesidad histórica con San Vicente de
Alcántara y con su comarca.
Un utopía ante la cual los más valientes
emprendedores que han creído en la necesidad de quedar el valor añadido en
nuestra región dentro del negocio corchero, siempre se han quedado a medio
camino, bien por la falta de unidad e integración de un sector que ha adolecido
de ese arma tan importante con el que las pequeñas y medianas empresas pueden
afrontar los retos del mercado (“el asociacionismo práctico” y “la colaboración
competitiva”), bien por las dificultades y las trabas burocráticas que la
propia administración siempre ha puesto, sobre todo por decisiones poco
favorecedoras a un eslabón de la cadena crítico, como es el de la etapa
empresarial, centrándose sobre todo en la etapa forestal en lo que se refiere
al corcho.
Esa utopía que quedaba en el olimpo de las cosas
imposibles empezó a tomar tierra el día 17 de Julio de 2014, justamente con la
visita de la vicepresidenta del Gobierno de Extremadura de entonces, Cristina
Teniente. Ese hecho fue crucial para la etapa en la que nos encontramos ahora
mismo, puesto que en aquel momento conseguimos que confluyeran sensibilidades
muy dispares hasta el momento, la de los
empresarios y administraciones, y apoyamos en todo momento por los centros de
conocimiento regionales, pudiéramos hacerles ver a ambos la necesidad de la
apuesta en práctica de un modelo de
Economía basada en un cambio de paradigma en la concepción del negocio que debe
trascender del aspecto mercantilístico, incorporando en las planificaciones
estratégicas el factor territorial y
también el social. En resumidas cuentas, organizar un verdadero distrito
industrial corchero al estilo italiano en una comarca en donde el negocio ha sido el santo y seña durante su historia
más reciente.
En este último año hemos ido dando pasos cortos pero
seguros.
Hemos conseguido un hito histórico, que 21 empresas
de las 33 (algo así como el 63% del negocio corchero extremeño) que hay en San
Vicente de Alcántara, y que engloban toda la cadena productiva, se pongan a
hablar, y se asocien en un consorcio empresarial cuyo objetivo es el de la
comercialización de productos finales de corcho marca Extremadura.
Actualmente estamos en la fase de diseño
de su estrategia empresarial, acompañándolos en este largo, duro pero
apasionante camino.
Este paso es clave porque si queremos que todo el
conjunto de oportunidades aparezcan y se genere un verdadero boom expansivo que
arrastre a otros subsectores accesorios (comercios, servicios de logística,
mecánica etc) y paralelos (las empresas corcheras ya creadas y las que se pueden crear
por demanda agregada), y que verdaderamente se produzca ese efecto amplificador
que nosotros buscamos generador de bienestar y riqueza en nuestra comarca,
necesitamos un eje sobre el que vertebrar nuestro avance.
Ese buque insignia es
esta sociedad empresarial, y de ahí que sea muy importante que esta experiencia
llegue a buen puerto, se cree de esta manera manera un “corredor” que permita
controlar toda la cadena "de la cuna a la tumba", que sirva de puntal al resto de las empresas (no solo corcheras, repito), y así no quedar a merced a las políticas empresariales de las
grandes firmas.
Del mismo modo, también estamos trabajando en
aquellos aspectos más generales que atañen al distrito industrial per se.
En concreto, la constitución de
un observatorio de corcho, una asociación sin ánimo de lucro que actúe como
organismo planificador e integrador de las opiniones de todas las voces de la
sociedad de nuestro entorno, y que tenga en este proyecto su verdadera razón de
ser. Este aspecto, igualmente lo tenemos en un avanzado estado de realización,
y a la espera de incluir la asociación en el registro de organización de esta
índole a nivel regional, ya está
funcionando en la sombra.
Ahora toca un aspecto importante, el que la
administración mueva ficha. Necesitamos el apoyo y el impulso necesario que
nunca ha habido, bien por la ausencia de una demanda clara por parte del
negocio por su desestructuración (ahora la cosa a cambiado sustancialmente, al
menos en una parte importante del mismo), bien por un planteamiento político
alejado del ala empresarial, al cual se le debe dar la importancia que merece.
Aquí van a jugar un papel esencial los posibles
interlocutores que tengamos, que ahora desconocemos dado el cambio político que hemos tenido, y su
sensibilidad para con el proyecto, que cuenta con un respaldo mayoritario de
las empresas y de la sociedad de la comarca en general.
Ya habíamos avanzado mucho en ese sentido con la
anterior administración, y esperamos seguir manteniendo la misma sintonía con
la actual, porque no olvidemos, se trata de algo inédito, un plan dado por la
propia sociedad a los que en teoría deben ser los responsables de haberlo
definido hace mucho tiempo. Tienen ya todo el trabajo "sucio" hecho, ahora les
toca arrimar el hombro de verdad, y ahí estaremos nosotros vigilantes para
exigírselo.