Seguimos aportando algunas consideraciones relevantes
respecto al concepto de Distrito Industrial, y su posible solución frente la
decadencia del negocio corchero tradicional sanvicenteño, motor de la vida de nuestro municipio.
Ya hemos hablado de algunos elementos que rodean al
término, como han sido el “efecto distrito” o la “poliespecialización”. En este
caso abordaremos el de “institucionalización”, aspecto que a menudo causa
controversia ya que tiende a confundirse con otros términos como los de
“planificación” o “intervención”, propios de modelos donde el Estado es el que
controla de forma plena la Economía.
Para explicar en qué consiste dicho término, debemos
considerar la propia definición del concepto de Distrito Industrial, al que
Becattini (la figura más relevante que hay en este campo) lo ve como “el conjunto de personas y población de empresas de un lugar,, en donde existe una
alta especialización en una o más etapas del proceso productivo de una
actividad concreta, existiendo además una relación de interdependencia entre
las empresas y un entramado institucional público y privado que lo sustenta”.
Vemos como la definición ya deja entrever la
importancia del concepto de institucionalización puesto que lo considera de
forma clara, extendiendo además el término tanto al ámbito público como al
privado.
Hablar de institucionalización es hablar de
condiciones específicas que favorezcan la organización de un distrito de forma
efectiva, en donde los “protagonistas”
del distrito consigan entender el concepto de “capital social”, el verdadero
motor por el que se consigue “el efecto distrito”, y que no es otra cosa que la presencia de una cultura
común identitaria, además de una
relación estrecha, de confianza y de interdependencia entre las empresas
constituyentes.
Dichas condiciones son las que han marcado el éxito
de los distritos industriales más eficaces y eficientes, aquellos que han
sabido competir y reinventarse constantemente según va cambiando la Economía.
En la definición de dichas condiciones, es esencial
la labor de la administración local y regional. No en vano, se considera a la
misma como protagonista del distrito como agente participante, al mismo nivel
que los propios ciudadanos en su conjunto, las asociaciones de empresas y trabajadores,
los centros educativos, las universidades, los centros tecnológicos o la propia
banca.
De hecho, en los casos de éxito mencionados
anteriormente (que son por otro lado los más estudiados y caracterizados), la
vertebración del distrito no se entiende sin el papel de la administración, quien
debe velar por que se cumplan las reglas de juego, empleando para ello sus
recursos y métodos, tanto en forma del capital e infraestructuras necesarias,
como de una reglamentación que asegure el cumplimiento de los cánones
necesarios para preservar el mencionado como “capital social”, la llave que hace viable al modelo.
Utilizaremos un símil “biológico” sencillo para
acabar de describir la importancia de estos conceptos, puesto que tal y como
mencionamos en otra ocasión la Economía y la Biología no están tan lejanas: Si
queremos ganar una carrera, nuestro organismo funciona de forma conjunta, es
decir, “institucionalizada”: las piernas (empresas), que están formadas por
multitud de células (capital humano), no
podrán nunca correr si no le llega la suficiente energía (capital
financiero). Esta energía es transmitida
desde nuestras reservas naturales procedentes de diferentes órganos específicos
como el hígado o el propio músculo (banca), mediante un entramado de vasos
comunicantes por el que circulará el
líquido que los embebe, la sangre (el capital social). Al llegar a su
destino, los tejidos de las piernas
(asociaciones) empezarán a producir y utilizar dicha energía según las necesidades. Además,
todo este ejercicio de “solidaridad” entre estructuras del organismo no sería
posible que funcionase sin los sistemas reguladores de las
funciones vitales, el sistema nervioso (centros tecnológicos) y el endocrino
(universidades). Por último, es esencial la presencia de un motor que permita que todo el sistema funcione,
el corazón, que aumentará o disminuirá el flujo sanguíneo según las
necesidades, y que en este juego argumental es un rol que cumple necesariamente
la administración.
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