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viernes, 20 de mayo de 2016

Nietzsche y el Estado.





Odio tener que asumirlo, pero sospecho que Nietzsche tenía razón también en las cuestiones del Estado.
“El gran invento del hombre civilizado”, y al que el prusiano se refirió como  
“monstruo frío” o “el perro humeante” fue objeto de algunas de sus críticas más desgarradas, polémicas en todo caso.  Argumentaba su repulsa hacia este ente abstracto en las malas prácticas que observaba  del llamado estado democrático moderno, un instrumento con el que a juicio del padre de Zaratustra,  se vulgariza a los seres humanos,  ya que éstos se ven obligados a entregar su voluntad a los llamados como hombres de Estado, sobre los que eleva a la condición de “sacrosantos”, siendo el común de los mortales un gota en el océano en aquello de tomar decisiones que les afectan.
Este acto perverso se ampara en el ejercicio de lo que él llamó como el “oscurecimiento de las masas” (el atontamiento masivo, vaya), fundamentado en una grave crisis cultural derivada de una educación deficiente dirigida por el propio Estado (que se protege a si mismo de esta manera), y que precisamente  se centra en ensalzar  esos mismos “valores democráticos” (aprendemos a votar y a delegar en otros, y eso es bueno por naturaleza).
Igualmente, ataca la actitud déspota y desproporcionada “del gran leviatán”  a partir del abrazo que éste da a los principios religiosos, de cuya   ética y  moral se vale para subsistir y hacer valer sus principios. Aunque sea desde un contexto diferente al del Estado arcaico, a los ojos de Nietzsche, el Estado moderno sigue teniendo una actitud de  paternalismo con la religión (no le interesa que desaparezca), quien a su vez también precisa de la existencia del propio  Estado. Ambos coexisten, ambos se benefician de las virtudes del orden armónico de la sociedad estructurada que los dos preconizan, se hacen fuertes el uno al otro.
Luego está el asunto jurídico, arma de doble filo con el que el Estado hace valer sus propios intereses a golpe de imposición, desvirtuando cualquier tipo de interés individual de cada uno de sus ciudadanos.

A mi me suena de algo este tipo de reflexiones... en fin, luego preguntarán el por qué existe el Nihilismo….


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