Adam Smith, genial economista y filósofo escocés
del siglo XVIII y uno de los padres del liberalismo clásico definía las bases
de lo que debiera ser la labor del gobierno en un estado que se definiera bajo
sus tesis como “la mano invisible”, en alusión al laxo control administrativo
de la economía.
Precisamente es esta la clave de la doctrina
neoliberal que resucitaran a mediados del siglo XX Friedrich Hayek y Milton
Friedman, de cuyos resultados en términos de “antiplanificación” económica
según ellos estamos todavía recogiendo lodos en el día de hoy.
Teniendo en cuenta esto a nadie le sorprendería si
afirmásemos que en todos ellos y en otros muchos autores que bebieron (y beben)
de las aportaciones de los mismos, existiese por tanto una cierta repelencia al
poder y su intervención en los designios de las relaciones de mercado.
De hecho alguno de ellos como es el caso de Hayek
incluso describe y argumenta su animadversión a estas implicaciones de la
planificación estatal en uno de los libros más sobresalientes del pensamiento
económico, camino de servidumbre.
Sin entrar en detalles sobre la validez o
incoherencia de sus teorías por mi parte (no soy digno de ello), sí que desde
el punto de vista práctico creo entender que existen casos en dónde estas
teorías basadas en la orfandad de los entes que participan en el mercado (es
decir las empresas) erran del todo.
Para ello tomo como referencia el caso del sector
corchero portugués, en dónde la intervención estatal llevada a cabo desde los
años cuarenta del siglo pasado ha sido un factor clave para que el sector luso
haya adquirido el liderazgo a nivel mundial.
La existencia de instituciones gubernamentales como
“la santa” Junta Nacional da Cortiça y figuras clave como Vieira Natividade, dotaron al sector portugués de la ventaja
competitiva necesaria que le permitió alcanzar la supremacía tras los
turbulentos años en dónde el sector corchero español perdió el liderazgo por la
coyuntura socioeconómica derivada de la guerra civil.
Esto son hechos innegables y los resultados avalan
esta teoría, y no entro en detalles en cuánto a la valoración de dichas
políticas en términos morales y éticos basados en la libertad como argumenta el
genial intelectual austríaco. Tan solo me hago la siguiente pregunta que
obviamente tiene fácil respuesta: ¿Podrían haber continuado abasteciendo de
tapones a tantos miles de botellas en todo el mundo las pequeñas empresas
corcheras de Santa María de Feira sin
esa mano visible en forma de apoyo estatal?
Es cierto que la presión estatal portuguesa ha
desencadenado en un monopolio clásico tal y como advertía Hajek, pero eso no
quita que el sector corchero portugués en su conjunto no se haya beneficiado.
Adam Smith
De hecho aunque “la firma” abstente la marca y el
reconocimiento internacional, no hay que obviar la aportación que hacen esas
pequeñas empresas en términos de suministro al gigante luso, y además también
hay que considerar la existencia de otros productores que también tienen su
hueco.
En cualquier caso conociendo estos aspectos y la
posibilidad de la mejora de esta idea primordial de intervención estatal, sí
que se pueden entresacar aportaciones valiosas en términos de diseñar una
planificación “a la portuguesa” en el sector corchero sanvicenteño, y esto hay
que decirlo ahora más que nunca sin tapujo ninguno.
No debemos dejar que la opulencia de la coyuntura
actual en términos de cantidades grandilocuentes de materias primas nos ciegue
puesto que la tendencia no es muy halagüeña que digamos, a tenor de los
movimientos que se están adivinando en el panorama corchero internacional. De
hecho, según los estudios de algunos expertos en la materia estamos inmersos en
un nuevo paradigma de reorganización del sector a nivel global,
tal y como apunta Parejo Moruno y su equipo en sus trabajos, en dónde
incluso es posible que la cercanía de “la despensa” natural en forma de
alcornocal no sea un condicionante para la nueva localización empresarial.
Detalle publicitario del corcho portugués datado a mediados del siglo XX.
Después de todo ha habido ya hasta cuatro movimientos
a lo largo de historia en este sentido, por lo que no es descabellado pensar en
este riesgo sobre todo teniendo en cuenta una globalización de mercado como el
que impera en nuestro tiempo.
Ya lo dijo Schumpeter: la posesión de los recursos no
son los factores determinantes para el éxito empresarial sino el saber qué
hacer con ellos.
Es justamente aquí dónde centro la atención de mi
argumento: En mi opinión el sector corchero sanvicenteño adolece de este
aspecto puesto que al contrario del caso luso o incluso el italiano, en
Extremadura no hemos sabido asumir ese papel de liderazgo que pasa
inevitablemente por el control de la cadena vertical desde la cuna a la tumba.
El futuro pues debe pasar por emular a estos paradigmas
que tan buen resultado han llevado a los territorios corcheros anteriores
aunque obviamente en este caso los obstáculos son mayúsculos puesto que nos
enfrentamos a la necesidad de un cambio de mentalidad que arrastre a toda una
historia de especialización en las primeras etapas del proceso, justamente las
que menos valor añadido otorgan al negocio en términos particulares pero
también en términos colectivos.
Es ahí dónde la mano visible de la administración
debe dirigir esta magna empresa bajo los mimbres de una planificación concreta
en dónde se tengan en cuenta todos los aspectos necesarios para dar el gran
salto hacia el control del propio destino del sector corchero sanvicenteño,
algo que de lo que de momento este insigne municipio adolece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario