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sábado, 19 de octubre de 2013

Antifábula "Fuego en el cuerpo"



En mi poco tiempo libre sigo experimentando en las cuestiones de la escritura. No sé por qué pero se me vino a la cabeza esto......A ver que os parece......






Antifábula “Fuego en el cuerpo”

Mi historia podría dar para muchas páginas pero voy a intentar breve. 

Nací hace muchos años en la cuna de una familia honorable. Mi infancia fue dulce  entre mimos y protecciones. De hecho mis recuerdos de aquella época los asocio al olor de los aceites esenciales con los que me agraciaban las manos sublimes que me dieran la vida hace ya casi un siglo.

Pero todo tiene un principio y un final y el mío para este período surgió con el despertar de un deseo desenfrenado de desinhibición absoluta, de liberación orgásmica, de frenesí hormonal que me ha acompañado desde entonces durante toda mi vida.

En el momento en el que aquel ser despreciable se abalanzara sobre mí  y entre caricias me dijese que me deseaba con todas sus fuerzas mi niñez desapareció para no volver. A partir de ahí ya no supe hacer otra cosa que servir fielmente a aquel al que yo pertenecía, porque mis relaciones fueron desde muy al principio de total entrega y sumisión. Realmente no sé si he llegado a disfrutar de ello pero pareciera que ese ha sido mi cometido, mi único objetivo en este mundo.

Como un objeto preciado para generar placer he pasado por tantas manos que ni recuerdo el número, aunque en todos los casos iban buscando en mí la manera de hacer realidad sus deseos más oscuros, a lo que yo me entregaba sin rechistar. Sentir las yemas de los dedos de la gente en mi cuerpo frío me producía  una explosión interior de gozo hiriente, de tal forma que a todo aquel que estuviese cerca de nosotros (a mi amante de turno le gustaba compartir nuestros momentos íntimos) le generaba efluvios encarnados.  Esto mismo le hacía disfrutar sobremanera al que yo pertenecía. Lo veía en sus ojos, aquel brillo que denotaba sadismo le delataba.

Fui feliz durante un tiempo con esta clase de vida hasta que me enamoré perdidamente de la última persona que ha entrado en mi vida hasta la fecha. Ese ha sido mi error. No sé si por el hecho de ser totalmente diferente al resto: un ser solitario que me ocultaba de entre sus amistades. Quizás la dulzura con la que me acariciaba y me decía que estaríamos juntos hasta el final o el hecho de no lograr nunca llegar a intimar por completo, lo que era algo totalmente nuevo pero mi. Todo ello estaba haciendo que en mi interior naciese un sentimiento extraño, posiblemente amor aunque nunca lo sabré porque me ha dejado para siempre y no podré comprobarlo.

Anoche le dio un arrebato de ira y abusó de mí como nunca antes lo había hecho, comportándose así como todos los anteriores con la salvedad de que en este caso su egoísmo le impidió hacer partícipe a terceros de nuestro encuentro. Tanto frenesí fue demasiado para él y cayó rendido sobre el suelo del cuarto, y yo entre sus manos.

Juro no volver a enamorarme, tan vacía me siento en estos momentos, aunque probablemente mi naturaleza me impida rendirme ante otros encantos amatorios, estoy completamente segura.

 
    
Autor de la fotografía: Niel Noorhoek        



 Nota: Estas en lo cierto lector, en esta antifábula habla ella...sí la pístola....



                                              

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